Razones

Imagen(*): ArtSpark Adoro la presencia de la luz que la sombra quisiera haber cegado, el rumor de mi sangre, la dulce incontinencia del labio que otra carne quisiera sepultado. Yo no pido disculpas por mi ser sin medida, por mi ser oceánico, por mis ansias de vida. Julia Uceda Escribo porque hay líneas frecuentemente frágiles a las que se hace fácil doblegar sin mesura donde la tiranía en extensiones anchas campa como una plaga de mangosta impaciente. Mi palabra persigue desenredar el aire que a ratos se hace turbio insolente, holgazán. Sé que no está de más recordarme a menudo la veraz letanía: el poema no salva, no redime, no espanta los infiernos mundanos, no socorre del hambre dilatada ni evita que se imponga a sangre delirante y a fuego despiadado el poder implacable de las armas voraces, sólo denuncia, clama por la justicia, alienta –tal vez, no sé– cuando no quedan ya ni valor ni coraje ni deseo que se precien y las nieblas del mund...