Rozadura

¿Cómo será que en la obstinada consistencia de la roca pueda germinar semilla alguna? Al contemplar la flor, el musgo o el espino, hijos de la aridez y del austero corazón del mundo, comprendemos que a las piedras, —férrea la urdimbre— las quiebra el agua y en sus grietas penetran las raíces. ¡Cuánto más los cuerpos, tan livianos, con su piel tejida de humana fibra, podrán llagarse piel adentro con la fricción exigua de una pena!