Rozadura


¿Cómo será que en la obstinada

consistencia de la roca

pueda germinar semilla alguna?


Al contemplar la flor,

el musgo o el espino,

hijos de la aridez 

y del austero corazón del mundo,

comprendemos 

que a las piedras,

—férrea la urdimbre—

las quiebra el agua 

y en sus grietas penetran las raíces.


¡Cuánto más los cuerpos, 

tan livianos,

con su piel tejida de humana fibra,

podrán llagarse piel adentro 

con la fricción exigua de una pena! 

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