Semanario de urgencias
Aeropuerto 22 (primeras consideraciones anticlímax) Vivir al ritmo de un beso Cuanto más lento mejor. Gustavo Duch Soy miope desde mis años mozos, aunque no recuerdo bien cuándo me pusieron las gafas de ver horizontes que nunca me gustó llevar en exteriores, hasta el día de hoy, porque así soy yo de presumidilla (las lentes de contacto suplen a las "piedras de leer"). Debió ser en algún momento de mi pubertad habida cuenta que me perdía con frecuencia la resolución en pizarra de las ecuaciones y polinomios entre otras cuadraturas del círculo algebraicas. Ahora, a mis 53 años como 53 soles, también estoy aquejada de presbicia. Se me cansó la vista “de tanto usarla” (hay otros y otras a quienes se les “rompió el amor” por la misma razón, según decía la copla, y eso es bastante peor, mis condolencias). Hace un tiempo también me descubrieron un pequeño atisbo de astigmatismo, por si fuera poco y para que no les falte de nada a estos ojitos míos que por ver...