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Mostrando entradas de enero, 2023

Reescrituras

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  Romance de ciego  Mirar no es sólo asunto de los ojos. Primero, ciérralos unos instantes  y dentro de ti busca –en tu sosiego–  la facultad de ver. y ahora ábrelos y mira. Es enero ahí afuera, pero está muy hermosa la vida esta mañana.  Cuánto sol en los álamos que en trémulas hileras van creciendo en esta vieja plaza  de tu ciudad. Un día y otro día,  durante muchos años, a su lado pasaste y no los viste  ciego que dabas pena y que hoy, por fin, de milagro has sanado y puedes ver  y en tu mirar te salvas. La ceguera. Eloy Sánchez Rosillo Tener ojos  no es signo de videncia. ¿Cuántas veces has tenido enfrente  el albedrío haciendo expresas señas  con sus dedos? ¿En qué calle se te cruzó el azar apenas  estrenado en la pasión sencilla del abrazo? ¿Dónde trazó el cielo sus veredas  anchas en la memoria reciente de las horas? ¿En qué andén te sorprendieron de nuevo los vencejos que vuelan sin horario? ¿Qué mañana supis...

Ritual de vísperas

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Imagen(*):   Engin_Akyurt Esos rayos de sol desvanecidos,  ese bermejo té de media tarde, como un lago de almizcles,  perfumando el sopor de la memoria. El desierto no medra  mientras esté a resguardo  la mirada que recorre las cosas  y las conserva en un jardín de tiempo, dispuesto a despojar de tanta ingravidez  a la melancolía. Todo me sabe a aire, a ti, a agua con aroma de semillas.  (*) https://pixabay.com/es/service/license-summary/

Perseverancia

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Pusimos en la fe la confianza ciega  cuando era la voluntad  la que escribía el parto de la fiebre, ese trayecto incómodo entre temblor y exudación del mal  donde encuentra habitáculo el delirio  de los alucinados que, amenazantes, con sus míseras voces de señuelo braman los infundios más zafios.  Sin perder brújula ni vértice, seguimos el flujo del poniente tenaz con el instinto propio del ser vivo, bogando en el sagrado plasma  de lo humano. Hubo clamor de hélices, brumas, intempestivas máculas  espinas y furtivos  conspirando en jauría  nada más que desprecios, nada menos que espantos.  Pero que nada turbe  el sueño de los justos, la camaradería de los afines. No existen óbices bastantes  cuando se pacta  con el favor del viento.