Viaje al paraíso
Imagen(*): Tumisu
A aquellas ilusiones naufragadas
que un día tuvieron rostro y esperanzas
y acaso una familia a la que amaban tanto...
No es este un día más.
Un día de hambre cualquiera
habrías amanecido a eso de las seis
cansado de contar rendijas
a un techo insostenible,
te habrías calzado sin convicción ni anhelo
los agujeros de tus deportivas
y besado a los niños con los ojos
antes de
irte a cosechar miserias.
Habrías desayunado el olor
de la mujer que calienta tu
lecho
y habrías pedido a Dios algo de lluvia.
Pero hoy es ese día que nadie quiere,
que no aparece en ningún
almanaque,
con una hija muerta de
malaria,
una cosecha estéril de cereal sediento
con esa persistencia inagotable
de un huésped sin escrúpulos
y las mismas noticias que ruedan por el
pueblo
sobre alguien que organiza
—pago previo—
algún tipo de viaje rumbo al
Norte.
Hoy que sientes al límite
todo lo que te importa,
que avergüenzas a tus
manos sin motivo
porque las crees culpables
de lo que no les das a los
que amas,
hoy que el fondo ha tocado tu médula más íntima
es el día en que, sin
saber alguno ni sospecha,
has prestado a la muerte tu
equipaje.
El mar que nunca has visto
hará de ti un marinero eterno.
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