Ruegos y preguntas
Gloria Gervitz
Desnudamente vamos rodando entre las sombras gélidas de la incógnita, preguntándonos cuál es nuestro sedimento en esta tierra, dónde anidar la frágil osamenta a resguardo de las alimañas y los desorientados huracanes que golpean el perfil sereno de la sangre.
Hay orfandades viejas como estrellas que hicieron poso ya en el oscuro cielo de las dudas. Los brazos no han encontrado todavía la natural destreza de los labios para reconciliar la piel con su desdicha y así el temblor persiste sin un plácido lecho donde la inercia logre romper la mortal danza que se retroalimenta con la inmediatez de la pereza.
Desisten los afanes de su invierno a falta de una mirada extensa y un luego acontecible en el que poner pie y labrar el misterio frondoso del deseo, silenciosamente se desvanece el crujido de aquel rescoldo cálido, más constante, que mantiene encendidas las palabras.
Vivimos un despojo de verdades que no responde a tregua ni concede el menor beneficio a tanta contingencia desamable. Lanzo al aire la súplica de reiniciar la sed de la conciencia.

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