El vendedor de puercos impertinente (Fábula)

(5-4-2016)


Imagen(*): RichardsDrawings

(Agradezco a José María Pumarino el tuit tan inspirador y sugerente que ha dado lugar a esta fábula: "Si nos detuviéramos a discutir con cuanto perro nos ladra en el camino, nunca llegaríamos a nuestro destino...", publicado el 4 de abril de 2016)


Un soleado día del invierno
al amanecer se puso en camino,
decidido y sin temor al frío,
un afanado vendedor de puercos

Caminaba feliz a su negocio
calculando el provecho de la venta,
un puerquito con él a su derecha,
a su izquierda una hilera de magnolios.

Transcurridas en el reloj dos horas,
a paso acelerado y muy constante,
sintió que había logrado gran avance
al llegar a destino sin demora.

Ya divisaba el vecino pueblo
que debía cruzar de lado a lado
a la derecha los arados campos,
a la izquierda las casas con sus perros.

Un can furioso lo mira pasar,
luciendo ufano al lindo puerquito,
y hambriento de pan, de carne o guiso
muestra unas fauces propias de satán.

Enojado se torna el vendedor
y detenido enfrente de la verja
increpa al ladrador con tanta fuerza
que lo hace desistir de tal acción.

Avanza otra vez sin volver el rostro
empeñado al fin en cumplir su empresa
y a tan solo unos metros de carrera
otro perro lo amenaza furioso.

El hombre alza su puño ante el ladrido
y maldice con gestos y palabras
deteniéndose un rato ante la casa
a salvo de las garras del canino.

En calma al fin y en orden la contienda
camina nuevamente hacia el mercado
tropezando otra vez en un mal paso
con el cánido en la siguiente puerta.

La historia se repite una y mil veces
hasta que cae la tarde de sorpresa
y cuando quiere realizar su venta
ya no encuentra con cuáles mercaderes.

La noche se avecina en el camino.
Vuelven a oscuras hombre necio y puerco
alumbrados por la luna en el cielo
y con el hambre de no haber comido.

Acaban de dejar atrás el pueblo
cuando oyen unos gruñidos cerca,
son los perros que fuera de la reja
los rodean con intención de reto.

“¿Dónde quedó ahora tu osadía,
valiente bravucón si no hay peligro?
Huye si no quieres sufrir castigo
y déjanos el puerquito en regalía”

Echó a correr el vendedor a tientas
antes de ser bocado de colmillo
lamentándose el error cometido
al responder sin objeto la afrenta

Moraleja
No te detengas para discutir
con cuanto perro te ladre en el camino
pues nunca llegarás a tu destino
y puede darte mucho que sentir.



(*) https://pixabay.com/es/service/license-summary/



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