Advertencia
Hay letras encendidas
que duelen como llagas.
Ernestina de Champourcín
un espejismo inútil que las rosas rehúyen
para no mancillar de rebeldía su aroma.
No me oigas, no abraces mis palabras,
traen las espinas puestas
que aquellas flores bellas evitaron.
Te morderá mi duelo con sus dientes,
te dolerá de sinrazón el hígado,
recorrerás los días con el frío en las uñas,
con el clamor del hambre acompañándote
y el ruido de la guerra ensordeciéndote.
No dormirás las noches
sabido de que hay ramas incendiadas,
que hay peleas de perros clandestinas,
y voces en patera cruzando el oleaje.
Ya no tendrás descanso,
en sueño y en vigilia
verás sangrar los cauces desecados.
Oye lo que te digo,
aún estás a tiempo
de desoír el llanto
de esta sombra que soy,
transgresora, voraz,
transgresora, voraz,
que viene a quebrantarte
a revolver sin piedad
ni intención de licencia
a revolver sin piedad
ni intención de licencia
los limos más recónditos
de tu preciada calma...
de tu preciada calma...
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