Mujeres

Imagen(*): KRiemer

¡Alegría! De los gritos apiñados.
¡Alegría! Del dolor que florece.
¡Alegría! De mis brazos tendidos
al nuevo grito del mundo.

Clementina Suárez


(Este 8 de marzo de 2020
vamos a ser clamor, voz encendida...)



1

De mí no ha de quedar...

Yo escribiré sus nombres y sus días felices,
que las mujeres somos de sonrisa muy ancha
y la alegría nos nace de los lunares trágicos,
de los dolores-látigo encarnados y ríspidos
que puntuales vuelven con mensual retorno,
como partos pequeños, como elegías cíclicas.

2

Mujeres de papel, transparentes, livianas,
mujeres con textura de fibras naturales:
de algodón o de lino, de cáñamo o de seda,
tejidas por las manos de otras mujeres sabias
en telares antiguos, lentos, acompasados,
con la trama y la urdimbre enredando misterios.

Mujeres-vendavales, intrépidas, solícitas,
con el coraje puesto desde las seis y media,
revolviendo cajones, escribiendo poemas, 
alimentando espacios para sus desafíos.

Mujeres olvidadas, enajenadas, tímidas,
escondidas de dios tras los burkas tiranos,
asustadas, perdidas en un hogar siniestro,
donde los gritos muerden y las heridas rezan.

Mujeres refugiadas que ríen sin permiso,
con desgana, con duelo, con amor o con fiebre,
porque las niñas frágiles se olviden del infierno
y continúen jugando con su pobreza cándida.

Mujeres agredidas, violadas, ultrajadas,
en nombre del amor o la erección diabólica.

Mujeres convencidas, imprudentes, incómodas.
Mujeres guerrilleras, activistas, mordaces,
pintándole su línea al sistema en la frente.

Mujeres de los barrios, de los campos, del mar,
atravesando el tiempo con sus vientres cansados,
con sus pequeñas hijas pegadas a la espalda,
doblándose en silencio, anónimas, gigantes.

Mujeres atrapadas en protocolos lánguidos,
con las vidas inútiles y el porvenir previsto,
mujeres que no han sido mujeres sino esposas,
compañeras sombrías de esposos carceleros.

Mujeres clandestinas, esclavas,
prostituidas, haciendo el sexo a oscuras
sin voz ni garantías de alcanzar la hendidura
por donde abrir su brecha,
con los zapatos puestos para escapar del miedo.

Mujeres en la cima, con profesión y honores,
retando al privilegio, dignificando el canto
de las hermanas rotas, sin poder ni derechos,
despojadas sin nombre, solas y silenciadas.

Mujeres que deciden su género y su cuerpo,
mujeres con mujeres, mujeres que no engendran,
mujeres que interrumpen embarazos no amados,
mujeres descasadas, mujeres liberadas.

Mujeres enseñantes y aprendientes a un tiempo,
cuyos conocimientos son amorosa ofrenda,
fuentes de libertad de donde otras mujeres
beben los jugos frescos de la emancipación.

Mujeres amarillas, bronceadas o negras,
blancas, rojas, mestizas, mujeres sin color,
en vuestra piel anido, somos del mismo hueso,
igual hiel, igual sangre, igual verbo, igual luz.

3

Seremos en invierno
olor de primavera.
Nadie podrá parar
la sed de floración.



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