A contramar
...tal vez la única realidad que existe
es aquella que se ve entre las lágrimas...
Raúl Zurita
Somos un cierto llanto,
agua que se derrama y limpia
como una lluvia amarga,
pero fresca también,
el ánimo maltrecho y su residuo.
(Cada quien navegando su marejada inmensa: sol que apenas despunta, lejanamente el agua enmudecida, intangibles las brumas que, como una espesura amilanada, no osan disiparse)
Cómo saber cuánto dolor anida
en los reptiles páramos de otro cuerpo.
Sólo cabe el sigilo,
la delicada dádiva de la compañía
que, lejos de cualquier exigencia,
brinde serenidad y alumbre confianza
contra la rancia almendra del silencio.
Carente de abrigo humano,
cómo será el invierno en esta isla
de solitaria arena –mar en penumbra–,
donde no quedan ya más fuerzas...
ni más lágrimas.

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