La pandemia que resta
Del mismo modo que no hay bien que dure siempre, tampoco hay mal que siempre dure, máximas supremas de quien tuvo tiempo para aprender con los golpes de la vida y de la fortuna, y que, trasladadas a tierras de ciegos deberían leerse como sigue, Ayer veíamos, hoy no vemos, mañana veremos...
Ensayo sobre la ceguera. José Saramago
Me gustaría pensar que hay vida más allá de esta cansina espera, imprecisa y desabastecida de proximidades y de aliento.
¿Cómo serán las olas de un mar que no pude avistar desde los años previos al encierro? ¿Cómo hibernará el rocío más helado que seguirá cubriendo mis montañas, cómo los neveros perpetuos de las cumbres mayores que, como natural fortaleza sostienen mi recuerdo? ¿Cómo se oirá el rumor débil de la brisa entre los brotes nuevos de ese pasto en mantillas que asoma adelantado al tiempo del reverdicimiento y el cíclico renacer de la estación florida que brota ajenamente contra el colapso del reloj de arena?
La vida está en un lugar distinto a este jardín desierto de los blancos muros, páramo enmudecido donde respiro a ratos la desazón de las horas baldías que, estériles, discurren sin minutero ni presencias, paréntesis adverso de un existir que hemos desvivido sin posibilidad de rehacerlo.
Amaneceres que suicidan la vida se encadenan en un ciclo brutal de pérdidas humanas. La ausencia es hoy hábito enemigo pero extremadamente necesario. El aislamiento aboga por imponer su juicio y su despojo para evitar la muerte, mientras la tempestad mediática prosigue traficando con la esperanza a ciegas de un milagro en el que, con más o menos afección, creemos, pues no hallamos valor para pensar que para este desastre no vaya a existir algún remedio. Siguen los cuándo, los dónde, los cómo y los deveras preguntando, abrumados de inexactitudes, la razón de este frío, de cada soledad con quebrancía que no alberga respuestas. Sabemos que es precisa la distancia y la cumplimos por voluntad estricta, no por deseo.
Llegamos, como por arte acaso de birloque, a una página larga de la historia que no quiere cerrarse.

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