Por si no lo sabías
Imagen(*): FranSoto
I
Nunca te dije nada.
Con la agresión a cuestas anduve recorriendo la inclemente tertulia donde la turba infame y más siniestra congelaba los labios y arrancaba la flor a las palabras. Se hace largo el camino cuando el infierno pone nombre a los cálices que has de beber a fuerza cada día. En la crucifixión más cotidiana, las voces esperpénticas amedrentan el aire a mentira batiente y sirven en bandeja el espectáculo público grosero.
Lástima es que, tras tanta observancia del acontecimiento, no hayas aprendido que yo soy en el margen y habito en el recodo que huye de imposturas, que ni gusto de lides ni respondo a la afrenta. Ganan y también pierden las aguas estancadas pues no hay competición si una no quiere.
II
Nunca te pedí nada.
Con tu carga y la mía atravesé los campos desolados, proscrita y maldecida anduve por la vaciada estepa de los muertos, distanciada a propósito del mundo contra mi propio instinto. He resistido a la furia y al diluvio, al escarnio, al dolor y al desencanto. Mantuve el paso firme cuando los golpes se tornaron recios y el huracán temible amenazó con creces la cosecha.
Y, no obstante, siempre quise algo a cambio...
«R-E-S-P-E-T-O. Averigua qué significa para mí.» (Aretha Franklin)
III
Creo que, con la edad, me he vuelto intolerante a la traición, al daño gratuito, a la injusta guadaña que asesina la dicha.
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