Trazo de poética


Imagen(*): PIRO4D


En esto consiste la poesía. Alguien que escribe un poema y logra que otra persona -en otro sitio, quizá también en otro tiempo, con una existencia muy distinta- se identifique.
Elena Medel


El poema tiene perfil de alquimia, vuelca palabras, ritmos y silencios libérrimos al perol del prodigio y en la cochura cambian de sustancia, se tornan vendaval, molino, aguacero, floración, desván, otoño, maremoto, baúl, espejo, cáliz, nudo, veneno, agua de mayo...

El poema no alienta indiferencia, al ajeno lo invita, a la impasible la busca y la interpela, persigue en sueños al ser humano esquivo y al dócil se le adentra como aire que a merced de la pleura se cobija, pulmonar alimento para el sostén urgente de la vida con sus respiraciones y conjuros.

El poema nos acaricia alguna vieja fibra reñida con el estricto hábito, con la fijeza sine qua non de criterio, de apego, de escenario, con lo que decidimos que seríamos sin aliciente acaso para ser polvos ávidos de otros lodos.

El poema es, en su función más bella, un concilio ecuménico cuando, tras cientos de años, de décadas o lustros o apenas unos meses de histórica existencia, alguien se dice en él o se desdice, como la voz poética se dijo o se desdijo en un entonces otro.

El poema atraviesa nuestro umbral más dormido, nos desnuda en secreto.


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