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Mostrando entradas de abril, 2021

Al hilo de la vida

Yo Síííííí me vacuno con AstraZeneca que si de algo hay que morir que Dios nos pille vacunados... (¿O era confesados? Ya no sé.) Suena a chiste el revuelo tremendo que se ha organizado en torno a los supuestos efectos nocivos que la vacuna AstraZeneca pueda presentar para la salud. Creo que si me defino como estupefacta, anonadada y patidifusa ante semejante ridiculez me quedo corta... Parecemos nuevos los seres humanos (cuya capacidad de pensar nos diferencia del resto de los animales, no se lo pierdan) en el uso de productos farmacéuticos, como si jamás de los jamases hubiéramos consumido un fármaco que nos haya causado alguna reacción adversa o acaso nunca hubiéramos leído las largas listas de desaguisados insalubres que figuran en los prospectos de los compuestos de laboratorio o en el vademécum internacional.   ¿Qué esperábamos? ¿Tal vez que las vacunas fueran un producto tan extraordinariamente mágico que, al contrario de lo que sucede con cualquier otro medicamento, res...

Terquedad

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Miguel Hernández Despierto y sigue el hueco de ti pegado con denuedo a mis rutinas,  un gran flujo de ausencia  que ni muda su paso ni desiste. Es el nefasto signo de los días, vivir en soledad tanta desgracia, sin vislumbrar siquiera  algún buen manifiesto de intenciones  mientras duerme, suelta la pierna, un ahora extensible, indefinido. Y, no obstante,  en el jardín silvestre  de este abril confinado las efímeras rosas incansables suceden. Cómo saber si son anunciaciones  portadoras de un presagio fecundo. (Hasta ahora no había comprendido: las esperanzas son tan pertinaces  como se dijo del rayo que no cesa) 

Marina en cuatro tiempos

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En alta mar . Salvador Abril (1887) I magen(*): Fundación Wikimedia  I. Largo   ...tu grito es semejante al de la gaviota al desaparecer, dejando un nombre escrito. Jean Cocteau Sabemos que el mar nos hace falta cuando no somos ya proclives a convocar el canto de las olas como residual eco del oído, cuando en lugar del pez osado   próximo a nuestros pies, al filo de la orilla, sólo queda un líquido vacío, un remolino vago que apenas se estremece cuando el poniente azota, como si aquel ser vivo hubiera sido un sueño, una ilusión difusa  que alguna vez hubiera pretendido dibujar trazos limpios en el agua. II. Adagio Estos límites que me oprimen, esta arcilla que de la mar naciera... Vicente Aleixandre He querido asomarme  al lóbrego talud de tus temores, el abismo oceánico donde los viejos limos forman un estuario de sedimentos fósiles que, adormecidos, reniegan de su ser y se abandonan dóciles al ayuno por miedo a alimentar las fauces de lo que quiso el mar...

Cabeza chueca

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Yo comprendo: he vivido un año más, y eso es muy duro. ¡Mover el corazón todos los días casi cien veces por minuto! Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho . Ángel González Quién no se ha muerto un poco a últimas fechas. Raro sería andar sobreviviendo  a diestra y a siniestra, como el que anda a tontas, con el paso cambiado, mientras el pelotón de los valientes  sigue, con sincronía suiza, el tic que precede al tac del segundero, muriéndose a destajo con rítmica cadencia, a veces, en un descuido amable, saludando al vecino,  otras veces,  por no ser un Pilatos de la vida que, en los tiempos que corren, es algo más que un arte  saber lavarse mucho y bien las manos   antes de condenar a muerte a algún cristiano viejo o al Señor (aquél) de los Anillos que es hipertenso el hombre y no lo sabe. Claro, que no les hablo de la muerte grande, sino de la chiquita que, como escalofrío, te muerde el espinazo, cuando, después de haber proce...

Por si no lo sabías

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Imagen(*): FranSoto I   Nunca te dije nada. Con la agresión a cuestas anduve recorriendo la inclemente tertulia donde la turba infame y más siniestra congelaba los labios y arrancaba la flor a las palabras. Se hace largo el camino cuando el infierno pone nombre a los cálices que has de beber a fuerza cada día. En la crucifixión más cotidiana, las voces esperpénticas amedrentan el aire a mentira batiente y sirven en bandeja el espectáculo público grosero. Lástima es que, tras tanta observancia del acontecimiento, no hayas aprendido que yo soy en el margen y habito en el recodo que huye de imposturas, que ni gusto de lides ni respondo a la afrenta. Ganan y también pierden las aguas estancadas pues no hay competición si una no quiere. II Nunca te pedí nada. Con tu carga y la mía atravesé los campos desolados, proscrita y maldecida anduve por la vaciada estepa de los muertos, distanciada a propósito del mundo contra mi propio instinto. He resistido a la furia y al diluvio, al escarnio,...