Al hilo de la vida
Yo Síííííí me vacuno con AstraZeneca que si de algo hay que morir que Dios nos pille vacunados... (¿O era confesados? Ya no sé.) Suena a chiste el revuelo tremendo que se ha organizado en torno a los supuestos efectos nocivos que la vacuna AstraZeneca pueda presentar para la salud. Creo que si me defino como estupefacta, anonadada y patidifusa ante semejante ridiculez me quedo corta... Parecemos nuevos los seres humanos (cuya capacidad de pensar nos diferencia del resto de los animales, no se lo pierdan) en el uso de productos farmacéuticos, como si jamás de los jamases hubiéramos consumido un fármaco que nos haya causado alguna reacción adversa o acaso nunca hubiéramos leído las largas listas de desaguisados insalubres que figuran en los prospectos de los compuestos de laboratorio o en el vademécum internacional. ¿Qué esperábamos? ¿Tal vez que las vacunas fueran un producto tan extraordinariamente mágico que, al contrario de lo que sucede con cualquier otro medicamento, res...